Bamo yoque jnese iji jnumi tudé Dijaide (Josuedé́)
Dijaide conversa con Dupade:
Dupade, te estamos agradecidos hoy cuando te recordamos de nuevo. Yoqui-Dupade, nos ves a todos aquí en esta tierra. No hay nada que no puedas ver, nada te impide vernos. Entonces, te pido en este momento, Yoqui-Dupade, que comprendamos tus palabras. No entendemos tus palabras, aunque entiendo un poco de ellas. Aunque nuestro entendimiento puede ser pequeño, pero aún nos usas para servirte.
Diariamente converso contigo por nosotros, Yoqui-Dupade. Tu sabes que hay muchas cosas escondidas. No hay nadie en ningún lado que te siga perfectamente en todos los sentidos. Me pasa lo mismo, porque no todos mis caminos son hermosos para ti y, sin embargo, quiero servirte, Yoqui-Dupade. Por lo tanto, te pido que me ayudes en este momento, Yoqui-Dupade, a entender tus palabras mientras estoy aquí frente a mis compañeros Ayoreos para enseñarles por tus palabras.
Estoy agradecido por lo que he encontrado, lo que estaba buscando de tu Palabra. Lo encontré, después de hablar contigo sobre eso y pedirte que lo entienda. Y hablo contigo todos los días, Yoqui-Dupade, para que puedas mostrarme de tu Palabra lo que necesito revisar.
Que mi conocimiento de tus palabras se aumente todos los días, Yoqui-Dupade. Ayúdame ahora mismo a encontrar las palabras adecuadas para explicar tus palabras a mi gente. Cuando no entiendo tus palabras, afortunadamente me dices el significado cada vez, y no me olvido cuánto me has ayudado. Yoqui-Dupade, gracias por invitarme y decirme: “Vamos a los Ayoreos”. Y luego me pones todas las cosas buenas de tu palabra para compartir con ellos.
Te agradezco que me hayas mostrado que el ujopié de Satanás no puede controlarme ahora que tu Ujopié está en mí, Yoqui-Dupade. El ujopié de Satanás es feo. Él desprecia tus palabras, Yoqui-Dupade, y Satanás y sus ángeles están lejos de ti. Tus ángeles están cerca de ti, Yoqui-Dupade.
Estoy muy agradecido hoy de que me hayas explicado claramente las escrituras de tus Palabras y me las hayas señalado. Ayúdame hoy a saber cómo explicar tus Palabras, Yoqui-Dupade. Aunque ahora no estoy avergonzado de tus palabras, fue Satanás dentro de mí en el pasado lo que me avergonzó de ellas. Ahora que mi pasado está detrás de mí, quiero que me digas más y más de tus palabras todos los días, Yoqui-Dupade, si es tu voluntad que estén en mi corazón. Pero si te avergüenzas de mí, si es verdad que Satanás todavía está dentro de mí, entonces no hagas lo que te pido.
Sé que me has dicho tus palabras y me las has llamado la atención, Yoqui-Dupade.
Pero no es como si sólo estuvieses interesado en nosotros, porque haz dado tus palabras a todos los ayoreos, y quieres que cada uno conozca tus palabras.
Ayúdame a entender tu palabra cuando enseño a tus creyentes reunidos aquí hoy.
Ayuda a Davidé que está lejos de nosotros, que pronto estará de regreso en nuestro pueblo.
Gracias, Yoqui-Dupade, por todas estas cosas. Te ruego en el nombre de tu hijo Jesús. Amén.
Comencé a buscar las palabras de Dupade por lo que tenía que decir sobre nuestro pecado:
Le agradezco a Dupade hoy que finalmente me ha mostrado lo que dice su Palabra sobre esto.
Pero el domingo pasado me desanimé después de enseñar las Palabras de Dupade. Y luego, un día, empecé a preocuparme por lo que les iba a enseñar a mis compañeros creyentes sobre lo que las Palabras de Dupade decían sobre el pecado. Seguí intentando, pero no pude encontrar nada al respecto, nada en absoluto. Leí un poco más, pero con los mismos resultados. Al igual que no encontré nada antes, no pude encontrar nada ahora.
Pero seguí leyendo. Estaba buscando lo que las Palabras de Dupade tenían para mí acerca de por qué pecamos y hacemos cosas feas. Miré, miré, miré y miré, buscando las Palabras de Dupade, pero con los mismos resultados que antes. Satanás me impedía encontrar algo en las Palabras de Dupade. Como no pude encontrar nada, dejé de leer las Palabras de Dupade por completo. Así es como era.
Pero hablé con Dupade en mi corazón. No entendí por qué me sentía avergonzado; pero era Satanás el que me impedía encontrar lo que Dupade tenía para mí en su Palabra, y lo que él quería que yo enseñara en la próxima reunión. Pero al día siguiente comencé a estudiar las Palabras de Dupade nuevamente.
Estaba tan agobiado. Dije: “¿Dónde están las palabras de Dupade sobre el pecado? ¿Quizás no haya nada en las Palabras de Dupade sobre por qué pecamos? No pude encontrar nada al respecto. Estaba cansado de buscarlo, y estaba cansado de orar al respecto.
Jómone habló con nosotros acerca de las palabras de Dupade:
Pero entonces estábamos en un campamento ayoreo al otro lado de la ciudad de Santa Cruz. Jómone nos estaba hablando de las palabras de Dupade, y preguntó: “Davidé, ¿sabes tú y Dijaide todas las palabras de Dupade?”
Y Davidé dijo: “Jómone, no sé todo sobre las palabras de Dupade“. Fue realmente reconfortante para mi escucharlo decir eso.
Entonces Jómone dijo: “Davidé, creo que nuestro pecado se origina a veces con Satanás, y a veces con nosotros mismos.”
Davidé estaba muy contento con lo que dijo Jómone. Él le dijo: “Jómone, creo que tienes razón. Los pensamientos de Dupade son buenos, pero yo soy un pecador.” Y Jómone continuó enseñándonos un poco más de las palabras de Dupade. Nos enseñó bien.
Al día siguiente comenzamos a estudiar juntos las palabras de Dupade, volviendo al tema del pecado. Yo estaba hablando con Jómone y le dije: “Jómone, ¿en qué parte de la biblia están las palabras de Dupade que hablan de que Dupade nos desaprueba?”
Pero Jómone no sabía dónde estaba. No sabíamos dónde mirar, porque Satanás no quería que habláramos de las Palabras de Dupade. No sabía dónde estaba el pasaje o si existía. Davidé tampoco sabía dónde estaba. Ninguno de nosotros sabía dónde encontrarla, ni siquiera Jómone. No sé por qué todos olvidamos todo lo que sabíamos acerca de las palabras de Dupade. Era como si nuestras cabezas se hubieran vaciado de todo lo que sabíamos acerca de Dupade.
Pero volvimos a buscarla y hablamos con los misioneros acerca de ella, que conocían muy bien las palabras de Dupade. (Finalmente encontramos lo que estábamos buscando, pero mientras tanto seguíamos buscando.)
Don Len sabía en dónde las palabras de Dupade hablaba acerca de las cosas que el realmente odiaba. Él dijo: “Todo es conocido por Dupade.”
Pero yo le dije: “Davidé y yo estábamos buscando ese pasaje ayer, pero no pudimos sacar nada de las palabras de Dupade porque Satanás había nublado nuestras mentes”.
Pero don Len, por otra parte, lo sabía y dijo: “Hay mucho sobre lo que Dupade desaprueba”. Y luego continuó diciendo que cuando una persona que conoce a nuestro Gran Líder mata a alguien, Dupade realmente odia eso, pero no solo el pecado de matar. Todo lo que hacemos como creyentes contra nuestro prójimo es pecado y Dupade lo odia tanto como odia el pecado de matar. No hay ningún grado de pecado. Dupade odia todas las clases de pecados
Aún no podíamos ir aquí y allá en las palabras de Dupade en aquel entonces. Como no podía entenderlo, no estaba muy contento con las palabras de Dupade en ese momento. Pero eso fue cuando Satanás todavía estaba intentando que yo no leyera la Biblia. Porque él me estaba estorbando, y yo no podía sacar nada de provecho de ellas.
Entonces un día encontré lo que había estado buscando:
¡Lo encontré! Y estoy agradecido a Dupade por haberlo hecho. Me lo mostró mientras leía sus palabras. Encontré lo que buscaba acerca de la voluntad de Dupade para nosotros. Estaba allí en sus palabras y me lo mostró.
Él dijo: “Aquí está.”
Miré y, claro, allí estaba. Y esto es lo que Dupade dijo en sus palabras: “Aunque tus pecados hayan sido feos, cuando te vuelvas hacia mí, te llevaré de vuelta. Y puedes orar a mí todos los días.” Él dijo: “Quien quiera mi ayuda, yo le ayudaré. Yo no te odio, pero tú me has odiado.” Sus palabras dicen: “Si alguien ha dejado de seguirme, pero si él vuelve a mí, yo volveré a él también “. (Santiago 4:8)
Si algo es demasiado difícil para una persona, pero esa persona le pide a Dupade que lo ayude, Dupade lo ayudará. Y todo lo que Dupade nos da es nuestro para siempre, y nunca se perderá. (Santiago 1:5)
Cuando comprendí que podía volver a Dupade después de pecar, le estaba muy agradecido por mostrarme esto en sus Palabras, y por enseñarme acerca de esto todos los días. La palabra de Dupade habla de los que son sinceros y los que no lo son. Algunos de nosotros decimos: “Yo creo en Dupade“, pero en realidad no creen, y sólo se engañan a sí mismos. Una persona puede engañarse a sí misma. Otros dicen las mismas palabras, pero son sinceros. Cuando dicen: “Yo creo en Dupade“, realmente creen en él. Una persona así no se está engañando.
Lo que estaba escrito en las palabras de Dupade se me había ocultado antes, pero ahora que Dupade ha enviado a su Ujopié para ayudarme, ya no están ocultos. Y el Ujopié que Dupade me dio, nunca me abandonará.
Cuando Satanás estaba metiéndose en mi vida, me sentí muy avergonzado al leer la palabra de Dupade. Incluso me avergonzaba ir a las reuniones, pero Dupade arrancó a Satanás de mí, y las palabras de Dupade tomaron su lugar.
Y estoy muy agradecido de que cuando Dupade está con nosotros, no nos culpa. No hay condenación en absoluto. Mas bien hay libertad – si quiero ir a verte, me voy. Si no quiero ir a ti, no me voy. (Romanos 8:1,2)
Cuando Satanás estaba allí conmigo, estaba listo para rendirme. Yo estaba listo para dejar de ir a las reuniones o para leer la palabra de Dupade. Yo estaba casi listo para pensar que me había estado engañando a mí mismo, y listo para no tener nada más que ver con Dupade. Pero Dupade se quedó conmigo, porque su Ujopié, el Espíritu Santo, entendió lo que estaba sucediendo. Yo sabía que el Espíritu Santo me moraba, y no podía abandonar las palabras de Dupade. Las olvidé, pero al mismo tiempo, no las olvidé. Y Dupade no me olvidó. Se quedó conmigo.
No dejaba de recordarme de sus palabras con suavidad, pero consistentemente. Estoy tan agradecido de que no haya nada demasiado difícil para Dupade. Las cosas nos resultan difíciles para nosotros los humanos, pero no para Dupade. Y una cosa es cierta, no podemos ocultar de Dupade lo que hacemos. Dupade nos ve a todos, el ve las cosas que escondemos de los demás, nuestros pecados. Dupade dice: “Aunque estés lejos de mí, todavía te amo.” Y eso nos hace pensar en Jonás, ¿no?
Jonás huía de Dupade. Él comenzó a correr y continuó. Pero fue todo en vano, no pudo esconderse de Dupade. Como Dupade podía verlo, todo lo que lograba era ser castigado por Dupade. Pero Dupade lo hizo para que Jonás se comunicara con él de nuevo. Y mientras estaba en el vientre del pez grande, admitió que estaba mal desobedecer a Dupade y huir de hacer lo que Dupade quería que hiciera. Y cuando comenzó a hablar con el, Dupade estaba listo y dispuesto a escuchar lo que tenía que decir.
Jonás dijo, “Desde el vientre de jnaropié te llamé y oíste mi voz.” Bueno, en realidad no era jnaropié, pero estaba sufriendo el castigo de Dios como se sufren en jnaropié, y entonces el querido Jonás no podía hacer nada por sí mismo, ni ninguno de los seres humanos podrían ver su situación y ayudarlo.
Y después de todo eso, Jonás probablemente nunca dejó de seguir a Dupade de nuevo. Él enseñó a la gente en una gran ciudad acerca de Dupade. Y nunca volvió a despreciar a Dupade después de que Dupade lo perdonó y lo sacó del vientre del gran pez. Había experimentado lo que era ser castigado por Dupade, y nunca quiso volver a experimentarlo.
Creo que la razón por la cual Dupade nos cuenta de lo que pasó a otros hombres es para que lo apliquemos a nuestras propias vidas. Cuando vemos lo que pasó a Jonás y cómo Dupade lo castigó, dejaremos de rebelarnos nosotros para que no tengamos que experimentar lo que Jonás experimentó. Después de que Dupade le perdonó, Jonás tenía más fe en Dupade, y más animo para servirlo. Y si él perdonó a Jonás, ¿cuánto más perdonará a los que, por lo que hizo su Hijo, se han hecho hijos de Dupade? Su amor por nosotros es eterno.
Digamos que alguien oculta lo que está haciendo, cualquiera, y lo guarda dentro de él. Luego se ocupa de su negocio como si no hubiera pasado nada. Pero Satanás rápidamente se aprovecha de él. Pero, si el quiere volver a Dupade, hay “medicina” para eso. Hay una sola manera de hacerlo. Y la medicina es arrepentirse y sinceramente volver a Dupade.
Estoy tan agradecido con Dupade que he encontrado otra vez que su palabra es significativa. Antes, sin embargo, quería las cosas de este mundo. Para mí, eran muy atractivos. Pero Dupade me mostró de su palabra la verdad. Y esto es lo que me dijo: “El que me quiere a mí, no debe desear las cosas de este mundo”. (1 Juan 2:15)
Nada dura en este mundo: la gente pierde su dinero. Las prendas que llevamos se envejecerán y se perderán. Los ricos y los pobres perderán sus cosas. Todo en este mundo se perderá un día. Las cosas que codiciemos se perderán después de que las obtengamos. El licor que a la gente le gusta y se dan a beber los arruinará. No se puede aferrar a nada en este mundo, y eso es lo que la palabra de Dupade nos dice. Incluso las cosas que sabemos, podemos olvidarlas, y luego están perdidas para nosotros. (1 Juan 2:17)
Esto es lo que Dupade me enseñó.
Cuando abrí la bella palabra escrita de Dupade, descubrí que esto es lo que realmente amaba. Realmente amé la palabra de Dupade. Me dice la verdad acerca de todas las cosas. Cuando lo leo, realmente no escucho una voz audible de Dupade, pero de alguna manera, él me dice cosas. Él me las explica. Y una de las cosas que he llegado a entender es que: “Todo lo terrenal terminará.” Todo lo que leo en la palabra de Dupade ahora, tiene significado. Ahora comprendo que no hay nada bueno en las cosas del mundo que debería amarlos.
Pero hay cosas buenas en cada persona y todavía hay tiempo para que cada uno de nosotros crea en Dupade. A pesar de que una persona no quiere a Dupade, Dupade lo invita a venir a él. Él lo llama todos los días. Dupade no rechaza a nadie que hable con él. Dupade no nos odia a ninguno de nosotros.
Sin embargo, hay una cosa que él odia de nosotros. Lo que él odia es nuestro pecado. Somos personas pecaminosas y todos pecamos. Y Dupade debe mirar hacia otro lado por esa razón. Es como lo que hacemos cuando vemos algo muy extraño, muy feo, miramos hacia otro lado. Dice que cuando pecamos, Dupade mira hacia otro lado.” (Habacuc 1:13)
Sin embargo, Satanás está feliz de vernos pecar. Pero cuando hacemos algo mal, Dupade nos deja saber que lo que hacemos es pecado. Cuando hago algo mal, las palabras de Dupade dentro de mí me dicen que soy culpable a los ojos de Dupade. Pero Dupade mira hacia otro lado. Lo pone triste. Él está triste cuando pecamos.
Pero no Satanás, se pone feliz cuando pecamos, porque ha logrado hacernos pasar por alto las palabras de Dupade que están en nuestros corazones. Dupade odia nuestro pecado, pero aún nos ama. Por otro lado, cuando las palabras de Satanás están en el corazón de una persona, Satanás aparta la vista de esa persona cuando deja de hacer lo que quiere que haga. Pero luego, Dupade está feliz, está feliz porque esa persona ha dejado de hacer lo que Satanás le dice que haga.
Pero entonces, Satanás busca una manera de tentar a esa persona otra vez, él mira, y mira, y mira, pero Dupade no lo deja acercarse a esa persona. Le impide tentarlo. Satanás no puede encontrar una manera de tentarlo cuando la persona es fuerte en la Palabra de Dupade. (Salmos 119:11)
Una persona debe enfocarse en dos cosas: no solo enfocarse en las palabras de Dupade, sino también enfocarse en la persona de Dupade. Debe creer en Dupade y creer en lo que dice su Palabra, y mantenerse atento tanto a Dupade como a su Palabra en todo momento. Cada vez que Satanás se acerca a una persona, él entra de repente. Él busca una entrada y rápidamente entra y trata de quitarle la alegría que esa persona tiene en su corazón: la alegría que proviene del Espíritu Santo. Pero no puede hacer que la alegría del Espíritu Santo se detenga, porque Dupade también está en la persona. Y esto es lo que Dupade me ha mostrado de su Palabra: Satanás y Dupade siempre intentan hacer que el otro abandone el corazón de una persona.
Cuando Satanás se me acerca, intenta quitarme la bondad de Dupade. Y Dupade parece estar lejos de mí. Dupade no me controla. Él me quita los ojos de encima. Esto es lo que dice las palabras de Dupade. Eso es lo que he leído en sus páginas. Pero cuando vuelvo la vista hacia Dupade, él me cuida nuevamente. Él me mira.
Hablo con Dupade, y el control de Satanás sobre mí se debilita. Así es cuando Dupade vuelve a mí. Esto es lo que las palabras de Dupade nos enseñan. Agradezco a Dupade que descubrí cómo funciona la cosa; fue Dupade mismo quien me lo contó.
Me explicó cómo podría estar limpio nuevamente. Me dijo otra vez que eso implicaba que Satanás me dejara. No sólo hace esto por mí. Dupade vuelve para ayudar a todos nosotros. Y cuando vuelve, se queda conmigo. El Espíritu Santo está en mí y es fuerte en mi corazón. El Espíritu Santo envía a Satanás fuera de mí y lo expulsa. Y Satanás siente lástima por sí mismo, porque pensó que me tenía, pero volví a Dupade. Y eso es lo que sigue: Hay una lucha en nuestros corazones: Dupade y Satanás, luchando por el control de nosotros.
(Gálatas 5:17)
Cuando escogemos a Dupade, entonces Dupade expulsa a Satanás de nuestros corazones. Pero lo contrario también es cierto, cuando no queremos a Dupade y escogemos a Satanás, Satanás se hace cargo de nuestras vidas en lugar de Dupade.
Y esto es lo que Dupade me ayudó a ver sobre estas cosas. Cuando seguimos a Dupade y sus planes, Dupade nos ayuda. Pero eso es lo que no pude hacer antes. Pero en estos días, he descubierto cómo hacerlo. Debo amar lo que Dupade me enseña. No es como si sus enseñanzas fueran solo para mí. Son para todos nosotros. Las palabras de Dupade dicen: “Una vez estuvieron todos lejos de mí”.
Dupade me ve y ve a cada persona en particular. Él sabe lo que estás haciendo todo el tiempo. No hay ninguno de nosotros en ninguna parte cuyos pecados no hayan sido escritos por Dupade. Él escribe las cosas buenas que hemos hecho en su libro también. Si he hecho algo mal, está escrito. Pero si he hablado con él sobre lo que hay en las aguas profundas, él me dice que esos pecados han sido borrados y olvidados. Él dice: “Los he borrado”. Así que olvídalos, también. Ya no los recordamos “.
Cuando Dupade ha perdonado el pecado de alguien, es como si esa persona nunca hubiera pecado. El pecado ha sido borrado y Dupade ha tirado el papel en el que fueron escritos. Y él nos ayuda a olvidar los pecados que hemos cometido. La Palabra de Dupade está ahí para nosotros, para que, sea quien sea, podamos regresar a Dupade, y Dupade perdonará todas las cosas malas que hemos hecho. Y luego tira el papel en el que fueron escritos. Ese papel es desechado. Ya ves cómo la Palabra de Dupade me está ayudando. El Espíritu Santo está ahora en mí. Dupade me está diciendo cosas de su Palabra. Él me dijo que no hay nada ni nadie bueno en la tierra. El único bueno es Dupade. Él realmente puede vernos cuando hablamos con él. Esto es todo lo que tengo que decir sobre nuestro pecado, porque Dios me ayudó a encontrar lo que dice su palabra al respecto. Mi conocimiento es pequeño, pero estoy agradecido con Dupade por las cosas que me ha revelado.
Cuando Satanás estaba dentro de mí, me mantuvo alejado de la Palabra de Dupade. Lo olvidé. Satanás me impidió encontrar algo en la Palabra de Dupade, y no pude encontrar lo que buscaba. Y lo que encontré, no lo entendí. Pero finalmente encontré lo que estaba buscando. Sin embargo, casi desesperé a encontrarlo. Pero Dupade me mostró esas cosas que estaba buscando. Él simplemente colocó esos versículos ante mis ojos.
Y de esto se trata. Si quieres esto, entonces haz lo que hice. Si no lo quieres, entonces no lo hagas. Satanás siempre nos dirá cosas malas sobre las Palabras de Dupade. Pero Dupade se opone a Satanás. Satanás dice que la palabra de Dupade no es importante.
Pero Dupade dice: “He vencido al mundo. Yo soy el único verdadero Dupade “.
Cuando Dupade y Satanás dan puntos de vista opuestos acerca de ellos mismos, Satanás se jacta, pero Dupade dice la verdad. Cuando dicen lo que pueden hacer, solo Dupade dice la verdad. Pero Satanás nunca dice la verdad, es un gran mentiroso. Eso es todo lo que tengo que decir.
Clave:
Dupade – Dios
Dupade Ujopié – El poder de Dios, el Espíritu Santo
Palabras de Dupade – Palabra de Dios, Biblia
Ujopié – Espíritu, poder
Yoqui-Dupade – Nuestro Dios
Nuestro gran líder (a quien escuchamos) – Nuestro Señor
Jnaropié – Lugar de los muertos
Dijaide – Tobité, Bolivia – 1970’s.
Transcrito y traducido a español por: Maxine Morarie.