Jómone – No habíamos visto la piel de los blancos

Que yimóngo cojñotique aórique

Cinco misioneros buscaron a los ayoréos:

             Se nos dice que cinco misioneros llegaron a Bolivia antes de que los ayoreos tenían contacto con personas fuera de su tribu. Ni siquiera habíamos visto el color de su piel. Pero cuando esos hombres se enteraron de la tribu ayorea que estaban en la selva, tuvieron compasión de ellos. Oyeron cómo las personas estaban cazándoles, y los misioneros querían intervenir y llevarlos a un lugar seguro.

Seguro aquellos hombres dijeron: “Vamos. Vamos a ir en busca de esas personas ayoreas.”

Pero los misioneros no tomaron en cuenta la ferocidad de los ayoreos y la manera en que trataban a los que no les pertenecía.  Pero nada los detuvo, y siguieron con sus planes.  Oyeron la noticia de que habían encontrado señas de un grupo de ayoreos en la selva cerca al pueblo Santiago de Chiquitos. Se encontraron con unas personas, también, que los habían visto, y ellos les informaron de eso a los misioneros. Pero les dijeron que los ayoreos, de miedo, se habían huido de ellos, pensando, seguramente, que los querían matar.  Y era después de encontrarse con estas personas que los misioneros decidieron ir en busca de los ayoreos. Pero oímos decir que antes de entrar a la selva, regresaron a su pueblo para despedirse de sus familias. Ambos grupos se prepararon de ir en busca de los ayoreos, pero los misioneros entraron primeramente en la selva. Así que llegó el día en que sus planes se realizaron y fueron en serio en su búsqueda.

Tuvimos miedo cuando escuchamos la noticia de que cinco misioneros nos estaban buscando:

             Durante mucho tiempo los ayoreos habíamos estado oyendo acerca de personas en busca de nosotros. Ninguno de nosotros sabía en ese momento que había personas entre los civilizados que serían compasivos con nosotros. Y así nos asustamos cuando nos enteramos de que la gente había estado buscándonos.

             Fue porque querían ser amables con nosotros que los misioneros continuaron haciendo sus viajes en busca de nosotros. Y hallaron nuestros campamentos abandonados y otras señales en la selva, evidencias que los ayoreos habían estado allí. Esto los animó a los misioneros y no dejaban su búsqueda, dando poca importancia al hecho de que podríamos matarlos. Estaban confiando en Dupade y convencidos de que Él podía salvarlos aún en territorio ayoreo.

             Llevaron suficientes provisiones consigo, y cuando dijeron adiós a sus esposas no prometieron volver pronto. Estaban decididos a seguir buscando hasta que nos encontraron para que podrían decirnos acerca de Jesús. Han pasado muchos años desde que todo esto ocurrió, y ahora los ayoreos sabemos que Jesús es el Señor. Los misioneros han ido por todo el mundo, y aquí, en nuestro país nos han dicho cómo nuestros pecados pueden ser perdonados. 

Los cinco misioneros se encontraron con uno de nuestros campamentos:

          ¡Y entonces fue que los cinco misioneros encontraron un campamento ayoreo con más los habitantes! Uno de los líderes quería protegerlos, pero no le hicieron caso porque él fue solamente una voz mientras que había muchos que no hablaban en favor de los misioneros.  No le hicieron nada en seguida, pero más tarde unos guerreros ayoreos llegaron y ellos los confrontaron. Los misioneros habían dejado el pueblo y estaban en camino cuando unos guerreros, regresando a su campamento, vinieron sobre ellos. Rodearon a los cinco hombres para poder dispararles con sus flechas. Uno disparó primero, y luego los demás siguieron su ejemplo. Ellos no sabían al matarlos que aquellos gringos, aquellos cinco misioneros, les habrían ayudado a hacer la paz con la gente civilizada que a menudo lucharon con ellos.

             Se nos dice que los ayoreos animaban a sus jefes para matar a los hombres que habían entrado en su campamento. Pero ahora sabemos que los hombres sólo querían hacer la paz con los ayoreos.

             Generalmente los jefes ayoreos eran generosos con la gente de su grupo, y querían ser reconocido por tener esta calidad. Ellos tenían compasión de los enfermos, y soplaban sobre ellos para sanarlos. Pero ahora sabemos que la gente que no son ayoreos tiene otras costumbres que los de nosotros. Otra cosa que hemos aprendido es que no hay nada gratis en este mundo. Ahora sabemos, también, que el único que tiene verdadera compasión de los enfermos es Jesús. Si él quiere salvarnos o sanarnos él puede. Por otro lado, si él lo quiere él puede permitir que nos maten. Sabemos que los cinco misioneros murieron a manos de los ayoreos, pero Dupade sabía antes de que ocurriera que los matarían. 

Los ayoreos no sabíamos que sus intenciones eran buenas:

             Sabemos que los misioneros llegaron a nosotros porque tuvieron compasión de nosotros, pero nunca tuvieron la oportunidad de mostrarnos cómo ir al cielo. Pero los ayoreos que los mataron no sabían que habían venido con el propósito a mostrarnos cómo ir al cielo.  Es por eso que nadie habló en favor de los hombres cuando sus vidas fueron amenazadas. Y es por eso que los mataron. Después de que fueron asesinados, agarraron sus cosas. Pero, afortunadamente, los enterraron. 

Los habitantes de la ciudad de Santiago decidieron buscar a los cinco misioneros:

             Algún tiempo después, la gente en Santiago de Chiquitos se enteró de que los misioneros habían desaparecido. Se nos dice que su líder les dijo: ” Vamos. Vamos a buscar esos misioneros desaparecidos. Probablemente los ayoreos los han llevado.”

Así formaron una expedición y fueron en busca de ellos, pero no los encontraron. Encontraron algunas de sus cosas – parafernalia de sus cámaras y otras cosas – pero nada más. Y en esto estaban seguros de que habían sido asesinados y enterrados; pues sabían que era la costumbre de los ayoreos para enterrar a sus víctimas en sus campamentos.

Más tarde supimos que los cinco misioneros se compadecían de nosotros:

Pero, poco a poco, la noticia se difundió entre otros grupos de ayoreos, en otras partes de la selva, que habían sido asesinados algunos hombres no-ayoreos.

             Los cinco misioneros habían compadecido de nosotros. Se sentían lástima por nosotros a causa de nuestro pecado y el tipo de vida que vivíamos. Y es por ellos que nosotros, los ayoreos, ahora sabemos que hay alguien, en algún lugar, que ama a los ayoreos. ¡Dupade nos ama! Hemos visto la bondad de Dupade en algunas de las personas no-ayoreas, también, porque han sido amable con nosotros. Hay gente afluente y también muy pobres que se han unido para ayudar a las personas ayoreas.

             Lo que ha ocurrido entre la tribu ayorea es muy parecido a lo que hizo Jesús para el mundo. Él tuvo compasión de la gente de esta tierra y quería cuidar de nosotros. Él quería mostrarnos su gracia. Sinceramente puedo decir que antes de que los cinco misioneros comenzaron a buscarnos, los ayoreos teníamos pocos amigos en este mundo. Te lo he dicho otras cosas sobre cómo los ayoreos vivíamos en la selva, y todo ello es verdad. E incluso dentro de nuestra tribu había poca amabilidad mostrada entre nosotros mismos.

¡Sólo Jesús hace la diferencia! Fue por sus enseñanzas que supimos claramente que existe solo UNO que es compasivo para todos – ayoreos y los de otras nacionalidades. Todos tenemos el mismo Señor compasivo.

Los cojñone capturaron a una de las mujeres de nuestra tribu llamada Gutodaté:

             Es muy cierto lo que hemos oído sobre Gutodaté, una mujer ayorea que fue llevado cautivo por los bolivianos civilizados. Fue ella que primero enseñó a los misioneros sobre nuestro idioma cuando aún era un siervo de los civilizados. Al principio, los ayoreos y los misioneros no podían comunicarse entre sí, porque no podían entenderse entre sí. Pero estamos muy agradecidos de que en estos tiempos la gente – ayoreos y los que no son ayoreos – pueden conversar libremente en todas partes. No sólo los misioneros saben nuestro idioma, pero incluso el más humilde de la gente civilizada sabe algunas de nuestras palabras, y podemos conversar y expresarnos libremente entre nosotros.

             Y hay una razón para ello. Y eso es, si usted quiere aprender otro idioma, tiene que escucharlo. Y ahora hay libros que enseñan a la gente a hablar nuestro idioma. Es muy bueno en estos días la forma en que interactuamos entre nosotros – ayoreos y los que no son ayoreos.  Somos cada vez más unidos en estos días.

             Es realmente cierto, a pesar de que pensamos que Dupade está lejos de nosotros, que Dupade sabe lo que está en nuestros corazones. Él sabe lo que pensamos acerca de su Hijo Jesús; él sabe cuando nuestros pensamientos son buenos y cuando son malos. Porque Dupade no está lejos; él está aquí junto a nosotros dondequiera que estemos en este mundo.

             El fin.

Clave:
Dupade – Dios 

Jómone – Puesto Paz, Bolivia – 1970.
Transcrito por: Faith Wyma.
Traducido al español por: Maxine Morarie.