Chugúpẽri Cho Dajñare
Así se pacificaba el pájaro:
Esto tiene que ver con cómo nos curamos a la gente en el pasado. Es, sin embargo, un tabú para mí para decirle cómo se ha hecho. Tiene que ver con el Pájaro que solíamos adorar cuando vivíamos en el bosque. El Pájaro podría matar o dañar a los ayoreos, pero los curanderos podrían soplar sobre las víctimas del Pájaro y de esta manera sanarlos.
Esta era cómo íbamos a pacificar al Pájaro y mantenerlo en reposo:
Nos levantábamos temprano y entramos en los lugares más profundos del bosque. Todavía estaba oscuro cuando nos fuimos. Para no molestar el Pájaro en su reposo, andábamos uno por uno al penetrar el bosque. Cantábamos mientras caminábamos: joño, joño, tíngui, tíngui. Nuestros cantos mantenían el Pájaro en reposo mientras caminábamos por el bosque.
El Pájaro fue pacificado también por ver a los tocados que llevábamos en la cabeza. Tratamos de llevar nuevos tocados, y alrededor de nuestros cuellos nos llevábamos collares hechos de plumas blancas y largas. Eso también pacificaba el Pájaro.
Otra cosa que hacíamos fue lavar nuestros cuerpos y luego ennegrecimos a nuestros cuerpos frotándolos con carbón del fuego. Hicimos esto para pacificar el Pájaro.
Después de todo esto llenamos nuestras bolsas redondas con muchas cosas nuevas. Al meterlos a las bolsas, alguien cantaba: “Ella ahora va a prometer darme cosas. Ella ahora va a prometer darme cosas.”
Las cosas que llevamos en las bolsas representaban nuestras buenas acciones, y así el Pájaro fue pacificada. Cuando el Pájaro veía la miel y las frutas en las bolsas estaba pacificada mientras que eran fáciles de ver. Si eran fáciles de ver, entonces estas serían las cosas que el Pájaro proporcionaría para nosotros durante el nuevo año.
(Lo que el Pájaro hacía era casi como lo que Dios hace. Pero ella debería ser pacificada antes de que ella nos daría las cosas que son fáciles de ver. Ella le daba las cosas para los ayoreos de la misma manera que Dios da las cosas a la gente. Es casi la misma cosa.)
Iquedé – Puesto Paz, Bolivia – 1975
Transcrito por: Timoteo Wyma
Traducido al español por: Maxine Morarie