Dijaide (Josuédé) – No tengan miedo de presentarse a Dupade

Ca oyo cocho cochógome Dupade yui

Nacore (Rósadé):
Tú sabes lo que dice la Palabra de Dupade. Me estoy refiriendo a Bai y a todos ustedes, hombres jóvenes. No tengan miedo de presentarse a Dupade. La enseñanza de Josuédé sobre esto es buena. Así que, no dejen de seguir al Gran Líder Nuestro. Aprenden de él porque necesitamos que otros jóvenes nos guíen en el futuro.

Dupade nos prohíbe hacer algunas cosas, y hace conocer las cosas que él odia y nos pide que no hagamos esas cosas. Sé sobre estas cosas. Y a lo mejor tú también sabes estas cosas, porque como creyentes, leen la Palabra de Dupade. Saben que él prohíbe tener dos esposas. Él también prohíbe que las mujeres tengan dos maridos. Sólo un marido para las mujeres. Y sólo una esposa para ustedes, hombres.

Estas mismas cosas fueron prohibidas hace mucho tiempo. Pero aún yo no había oído la Palabra de Dupade en la selva. Hice esas cosas. Pero ahora estamos con los cojñone y con nuestros líderes, y con los hijos de Dupade, y estamos siguiendo la voluntad de Dupade.

Y su voluntad es buena. No seamos una molestia para Dupade, más bien mantengamos nuestro compañerismo con él. Éstos son mis pensamientos para ustedes – para Ucaré, Jomoné, Urúidaté, y Gatemitódacóde, los que han hecho últimamente cosas que a Dupade no le agradan. Deben confesar las cosas que han hecho que han hecho equivocadamente. Si confesamos nuestros pecados, Dupade borrará nuestros pecados. Entonces, dejan de pecar y demuestran su amistad con un apretón de manos. Esos son los planes que Dupade tiene para nosotros. Y eso es todo lo que tengo que decir.

Palabras de Dijaide:
Es un buen plan de Rosadé. Es la sabiduría de Dupade que él nos da a seguir, es la manera sabia de hacer las cosas. Él sabe lo que es sabio.

Palabras de Rosadaté:
Por tres noches he estado durmiendo mal toda la noche. Primero fue porque estaba emocionada por la llegada de mis hijas, y después de eso, porque he estado preocupada por los ataques de Satanás contra nuestra iglesia, aunque nos hemos reunido para escuchar la Palabra de Dupade con regularidad. Por fin pude aconsejarme a dejar de preocuparme por mis hijas que venían a vernos.

A pesar de mis preocupaciones, nunca hubiera impedido que mis hijas vinieran. 

Pero en este mundo, cuando menos pensamos, suceden cosas malas. Así pues, mientras esperaba la llegada de mis hijas, despreocupada por otras cosas, no habiendo oído nada en contrario, estaba feliz, ¡cuando Satanás vino sobre nosotros! 

Estaba en mi casa. Pero vi a Eruidaté en la puerta. Creí que había venido a visitarnos. O tal vez para escuchar la Palabra de Dupade dentro de mi casa. Escuché, pero ella mencionaba a Ucaré. 

Ella dijo: “¡Ucaré! He venido a ti. ¡Estoy cansada de que causas problemas a Elena dondequiera que vayas en este mundo!” Esto es lo que dijo Eruidaté. 

Elena empezó a llorar. 

Esto me sobresaltó y de inmediato pensé, ¿qué han hecho mis hijas? Seguramente no han hecho nada malo. ¿Cómo podría suceder algo como esto cuando estoy siempre feliz en la Palabra de Dupade? Pensé que Satanás estaba lejos de mí y, sin embargo, aquí me estaba atacando. 

En eso Eruidaté golpeó a Ucaré en la cabeza. Así que agarré a Eruidaté. La empujé y la giré. Pero volvió a Ucaré. Así que, fui por un palo. Yo lo levanté. Y yo estaba a punto de golpear a Eruidaté. Pero la miré. ¡Pensé, ella es la amiga de mi hermano! 

Le dije: “¡Creo que eres otra persona!” Le dije: “¡Has sido nuestra amiga por mucho tiempo! ¡Eres una amiga nuestra! ¿No es lo que dijimos a Dupade el otro día en la iglesia?” 

Eruidaté estaba de pie delante de mí. Y Satanás estaba delante de mí, buscando una oportunidad para vencerme aquí en mi propia casa. Comencé a pensar en nuestros antepasados y cómo ​​peleaban entre ellos en el bosque. Pensé, yo estoy actuando como si fuera tan ignorante como ellos. Y yo me oí, pero Satanás se mantuvo firme, y estaba procurando controlarme, pero, afortunadamente, no hice las cosas que Satanás quería que hiciera.  

Le dije a Eruidaté: “Creo que eres otra persona. Casi te golpeé. Casi te golpeé delante de Ucaré.” 

No había dormido tres noches antes de que vinieran mis hijas. Satanás estaba allí observándome, y quitándome el sueño, para que yo no estuviera en ninguna condición más adelante para su ataque cuando Eruidaté llegó. 

Pero oren a Dupade por nosotros. Lo que hicimos fue malo, y tal vez Dupade nos perdone. Y podemos volver a ser amigas de nuevo. Qué tan rápido reaccioné mal ayer. 

Le dije a Eruidaté: “Confesemos nuestro pecado a Dupade el domingo”.  

 Y Eruidaté dijo: “Tal vez no todos estaremos allí. Ore por mí aquí mismo. Y orar para que Dupade perdone nuestros pecados.” 

Eso es todo lo que tengo que decir.

Las Palabras de Dijaide:
Empecemos. No se avergüencen, estamos aquí ante Dupade. Erúidaté, nuestra hermana en Cristo vino ayer y está nuevamente con nosotros hoy. Ella está de pie delante de nosotros porque la consideramos nuestra hermana. Estas palabras nunca cruzarían los labios de Dupade: ‘Dejes que Satanás entre en sus corazones. No me dejes entrar en tus corazones. No tengas fe en mi. Vete.’ Dupade nunca le diría esto a nadie. 

Han hecho lo correcto, confesando a Dupade lo que han hecho, y a sus hermanos y hermanas en Cristo, Nuestro Gran Líder. Porque Dupade dice: “Confesad primero a sus hermanos en Cristo. Y entonces Dupade perdonará tu pecado.” Estamos agradecidos de que hayan hecho esto, porque Satanás está ocupándose en todo el mundo, y no debemos darle lugar entre nosotros. (Santiago 5:16) 

La Palabra de Dupade dice que debemos vigilar y recordar siempre que Satanás está trabajando, tratando de engañarnos. 

Nunca debemos venir delante de Dupade con vergüenza, sabiendo que él nos invita acercarnos a él. Debido a que Eruidaté es nuestra verdadera hermana en Cristo y estuvo aquí con nosotros hace poco, ella no debe avergonzarse estar ante nosotros, tampoco. Ella está aquí ante nosotros, y ella es nuestra hermana. Ayudémosla, porque Dupade nunca nos diría: “No se ayuden unos a otros. No tengan fe en mí, porque tampoco voy a ayudarles. Vete.” Nunca diría tal cosa. 

Dijaide les cuenta la decisión que Josué tomó de seguirle al Nuestro Gran Líder:
Uno de los hombres que vivieron hace mucho tiempo fue llamado Josué. Él era un líder de los israelitas, y habló a su pueblo y les dio este consejo: “Tienen que decidir a quien creer: si deciden creer a Satanás, entonces creen en él. Pero si deciden creer en Dupade en el que yo creo, entonces creen en él. Pero tome una decisión.” 

Él continuó aconsejándoles y les dijo: “Ojalá decidan creer en Nuestro Gran Líder, porque él es Dupade y en el creyeron nuestros antepasados”. Al oír esto, y por el respeto que tenían por sus antepasados, escucharon el consejo de Josué de creer en Dupade

Luego les dijo lo que no debían hacer. Él les dijo: “Si no creen en Dupade de todo corazón, mejor no creer en él. Pero no se engañe con Dupade. Dupade es santo, sin pecado, pero Satanás ama el pecado. Así que, si prefiere seguir a Satanás, sígalo. Pero ni siquiera digas el nombre de Dupade si no crees en él. 

Pero sigamos a Dupade mientras estamos vivos en este mundo. Dupade nos da tiempo para creer. Tenemos tiempo. Entonces, creamos en Dupade. Seamos hermanos y hermanas. No seamos extraños entre nosotros. Eso es todo lo que tengo que decir.

Las palabras de Bai:
Lo que nuestra hermana Rosadaté nos enseñó es muy hermoso. 

Ella dijo, ‘Todavía no había oído nada, porque estaba en la iglesia. Estaba pensando en la llegada de mis hijas y contenta que pudieran venirse.’ Y ella dijo que su alegría era como la alegría que tendremos cuando Nuestro Gran Líder regrese. Al igual que Rosadaté, Dupade se alegrará de ver a nosotros, sus hijas y sus hijos también. Y cuando Nuestro Gran Líder llegue, estaremos felices de ver a nuestro Padre Celestial. Dupade nos hizo, pues – nuestras bocas que hablan, y nuestros oídos que oyen. 

No sé exactamente cómo decir esto, porque sólo leo la biblia en las palabras de la gente. He leído muy poco de la biblia en nuestro idoma.

Es, sin embargo, un poco como lo que Rosadé y ellos han dicho. Dijeron que deberíamos amarnos unos a otros. Dijeron que deberíamos ser amables y buenos el uno para el otro. Y escuchar realmente el uno al otro. Y tratar de ser unidos en lo que pensamos. Y no escuchar a los chismes entre sí. No pensar que somos mejores que los demás. Y solo amarnos unos a otros sinceramente, listos para considerar lo que dicen nuestros hermanos en Cristo. 

¿No es posible que tu hermano sepa más que usted? Es la voluntad de Dupade que nos honremos el uno al otro, aunque todavía vivimos en este mundo. 

Debemos ser pacientes entre nosotros. Pero ustedes, mujeres, saben lo que dice en el libro de Santiago. No estoy seguro del versículo. Josuédé podría saberlo. No puedo recordar dónde se encuentra, así que no puedo decirte dónde se encuentra este pasaje. Pero está en la palabra de Dupade. Dice: “Sea paciente”. (Santiago 4:1-6) Estas son sólo algunas palabras mías.

Palabras de Dijaide:
Lo que Bai nos leyó de la Palabra de Dupade es muy bueno. ¡Y en nuestro propio idioma!

Cuando dijo: “No pienses demasiado bien de ustedes mismos”, eso fue bueno. 

Dupade odia eso. Porque escuchamos las palabras de San Pablo acerca de esa misma cosa. Él dice: “No pienses que soy una gran persona. No quiero que nadie diga, ‘Pablo es realmente inteligente. Él lo sabe todo.’ No quiero que digas cosas así sobre mí.” Esto es lo que dijo el apóstol Pablo acerca de sí mismo. 

Y así debemos pensar en nosotros mismos. No deberíamos pensar que somos mejores que los demás. Dupade odia ese tipo de pensamiento. Tenemos que recordar que no sabemos todo lo que hay que saber y ser humildes y pacientes el uno con el otro. 

Carolinadaté ora a Dupade:
Tu eres nuestro Dupade, tú sabes todo acerca de las cosas feas que han pasado. No lo entendemos todo, pero tu sabes, porque eres más grande, más potente que cualquier *daijnai, y tu medicina mas potente, también. Por favor perdona las cosas que hemos hecho, nuestro Dupade.  

Dupade, tu eres mío, estoy muy agradecido de que estemos aquí reunidos, todos juntos en tu casa con Josuédé (Dijaide) guiándonos. 

Sabemos que Satanás nos hizo hacer las cosas que han pasado, nuestro Dupade. Pero tú eres más grande que él y lo ha vencido. 

Tú sabes que no podemos ver claramente, ni saber todo acerca del mal que ha pasado aquí, nuestro Dupade. Estás en todo nuestro alrededor. Y tu puedes arreglarlo todo. No puedo leer, pero dependo de la fe que tengo, y estoy convencida en que puedes hacerlo, nuestro Dupade. Y estoy diciendo públicamente que voy a vivir para ti de todo corazón. Estoy tan agradecida de que me ayudes. Te ruego en el nombre de tu Hijo Jesucristo. Amén. 

Carolinadaté comenta sobre lo que pasó:
Margarita me dijo: “Carolinadaté, ¿quieres escuchar la lección?” 

No sabía los nombres de los personajes de la biblia, y ella me preguntó: “¿Quieres oír la historia sobre el hombre cuyo hijo lo dejó?” 

Le dije: “Margarita, por supuesto que quiero escucharlo. Quiero escuchar la palabra de Dupade, también. Soy joven y no sé leer la palabra de Dupade, pero tengo una buena mente. Quiero aprender sobre estas cosas.”

Mientras Margarita nos estaba enseñando, otros en el campamento se estaban escuchando a Satanás.

Yo estaba tejiendo en una bolsa que estaba haciendo, pero no me estaba saliendo muy bien.

Miré a Margarita y me estaba mostrando la imagen del joven que había dejado a su padre en aquella historia bíblica. Me lo contó y me lo explicó. Pero yo no la entendí muy bien, y noté que algunas personas estaban llegando.

Y venían junto a nosotros, y estaban hablando.

Mi querida hermana Margarita dijo la verdad cuando comentó: “Sentí que algo estaba ocurriendo allí.”

Pero entonces Eruidaté vino. Pero ella no se sentó. Tenía la cara roja. Eruidaté dijo: “Tengo algo que decirle a Jomoné. Pero Ucaré se ha escapado”, dijo.

Pero rápidamente traté de impedir que ella se fuera. Pero mis compañeras no me escucharon. Yo dije: “Eruidaté! Sería mejor esperar hasta la tarde y hablar con Jomoné.”

Pero mis compañeras la dijeron: “Adelante, Eruédaté. Confronte a Ucaré sobre lo que ha hecho. Lo que ella y Jomoné han hecho no está bien.”

Y así siguió Eruidaté. Ella dijo: “Voy a ir a ella.”

Pero yo también empecé a ir con ella y las otras mujeres que iba con ella. Pero Ironguéné (el padre de Irongué) me dijo: “Madre de Irongué, no digas nada.” Eso fue su consejo.

“Voy a ver, no más, lo que hacen”, dije. “Creo que Dupade quiere que vaya con ellas y haga algo para evitar que ella haga problemas. Quién sabe, puedo ser capaz de aconsejarle que deje de estar enojada con Ucaré.”

Así que salí y los acompañé. Pero Eruidaté estaba planeando golpear a Ucaré. Observé lo que estaba sucediendo, y estaba desconcertada porque éramos hermanos y hermanas en Cristo. Los observé. Le aconsejé a Eruidaté, diciendo: “Eruidaté, vete, vuelve.”

Pero las otras mujeres dijeron: “¿Qué? ¿Estás aconsejándola que deje de hacerlo? Déjala en paz, deja que la golpee.”

“Bueno, voy a ver qué pasa”, les dije, “Si es la voluntad de Dupade que yo continúe, entonces voy a tratar de detener a Eruidaté, aconsejándola.”

Pero yo dije: “Esto es lo que debo hacer, no voy a detenerme”. Me había convertido en un creyente desde hace mucho tiempo, y como creyente, sentía que necesitaba advertir a Ucaré de las intenciones de Eruidaté.

Así que me fui. Yo fui con los que estaban chismorreando y diciendo mentiras. Le dije a Ucaré: “¡Dicen que te va a pegar!”

Carolinadaté les cuenta sobre cosas que le sucedieron en el pasado:
Estoy agradecido de que Dupade perdone nuestros pecados, los pecados que hicimos en nuestra ignorancia, para que podamos terminar con nuestros feos caminos. Y ahora somos obedientes a él. Pero todavía estaba en mis pecados cuando estábamos en el pueblo de Urucú. Pero algunos mentirosas llegaron y me dijeron: “Ebederodaté, ¿escuchaste eso? Están diciendo que tu vas a botar de aquí a Gõránaté.”

Me sentí mal. Pero mi marido me habló y me dijo: “¿Es verdad?”

Le dije: “¡Ironguené! ¿Qué haré con esas mujeres chismosas que quieren causarme problemas?”

Pero mi marido me dijo: “Orad a Dupade por ellas, a las que nos molestan. No preste atención a sus mentiras “, dijo. “Estoy agradecido de que hayamos escogido escuchar a nuestros maestros y no a las mentiras.” Después de lo que mi marido me dijo, dejé de preocuparme.  

Una noche, empecé a pensar en mí misma, y me culpé a mí misma, recordando todas las cosas malas que había hecho. 

Yo vivía en Rincón en aquel tiempo, y esa era mi pueblo. Y oré a Dupade. Entonces fui a Tobité. Y a pesar de que había orado a Dupade todavía no sabía nada. Pero oí a Oroné predicar. Después me habló y me dijo: “Ebedérodaté! Dupade nos permite tener pruebas.” 

Mi marido había muerto cuando vivimos en Rincón. Un día me dijo mi hija Ebedéro: “Madre, deja de escuchar a las mujeres, ellas mueren como todos morimos en este mundo, y me parece que ellas maldicen a las viudas.” 

Pero le dije: “Ebedéro, no es así. Como me explicó Oroné, Dupade nos permite tener pruebas”. Esto es lo que le dije.  

*Y continué diciéndole: “Cuando Tobité fue nuestro pueblo, vi que aún los misioneros tienen pruebas porque murió el hijo de uno de los misioneros que se llamaba Santiago, pero al ver su fé de él, yo empecé a creer en Dupade, y ahora creo, y siempre creeré.” 

A pesar de lo que ellas me dicen para hacerme dejar de creer, no lo haré. Siempre escucho que mis compañeras me están acusando, diciendo que he dicho cosas que nunca he dicho. Pero sé que no es Dupade que está dirigiéndoles a decir eso en contra de mí. Sé que no viene de Dupade. ¡Como si yo tendría que hacer caso a sus mentiras! 

Mi marido me habló y me dijo: “Ironguédaté! No escuches sus mentiras. No les hagas caso.” 

Creo que las mentiras tienen que ver con apartarme de la Palabra de Dupade. Pero no dejaré que eso suceda. Esa no es la voluntad de Dupade en absoluto para que yo retroceda. Siempre que comenzaba a retroceder, siempre me arrepentiría y volvería. La Palabra de Dupade nunca será algo temporal para mí.   

 No quiero mentir. ¡Como si alguna vez golpearía o mataría a un pariente mío que también es mi hermano o mi hermana en Cristo! 

Cuando yo era niña hace mucho tiempo no tenía prisa por nada. Quizás no hay

sabiduría en cualquier parte, pensé. Pero ahora sé que donde encontraremos sabiduría y buenos pensamientos es en la casa de Dupade. Hace mucho tiempo estaba muy tranquila, pero entonces, mis maridos comenzaron a morir, uno tras otro. Y después de eso, me gustaba jugar, engañar, y jugar un poco más. Tenía muchos maridos. Hice muchas cosas feas. Estaba fuera de control. Y todo lo que hice fue jugar y coquetear. Casi le quité el esposo de otra chica. Pero finalmente, lo pensé y dejé de jugar y actuar así. Pero es verdad que cuando todavía estaba en la selva no sabía nada.    

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, y ahora quiero cooperar con Dupade y no causarle problemas. Eso es porque su palabra está en mi corazón. Tomo la comunión y recuerdo cómo Jesús derramó su sangre por mí. Y estoy tan agradecida de habernos lavado nuestros pecados en su sangre, los pecados míos como también de mi esposo.

Cambiaba de esposos, cada vez que mis esposos murieron, y uno de ellos murió aquí conmigo en Tobité.

Estoy agradecida de que Dupade ha perdonado mis pecados y los de Ejábiadacóde, también. Estoy seguro de que somos creyentes, y hermanos y hermanas en Cristo. Estoy seguro, muy seguro de esto. Y así, no escucho a los chismes que mis compañeras ayoreas nos cuentan. Es como si ellas quisieran inventar algo acerca de lo que otra persona dice para hacerla enojar. Estoy agradecida de que nosotros, los creyentes, hayamos puesto todo eso en manos de Dupade. Esto es todo lo que tengo que decir.

Palabras de Dijaide:
Edebérodaté ha sido muy transparente, y nos ha dado sabiduría. Y eso es lo que la palabra de Dupade nos dice que hagamos.

Jesús aconsejó a sus discípulos y les dijo: “La gente va a causarle problemas. Satanás va a causarle problemas. Él tratará de engañarte. La gente dirá que estás loco. Lo que dicen de ti será feo. Pero eso es porque no creen en Dupade, pero tú, sí.

Pacádaté catecã́ri Dupade:
Nuestro Dupade, estamos agradecidos de que hayamos venido de nuevo ante ti aquí en tu casa. Pero hay algo que Satanás está haciendo y él ha venido a perturbarnos. Estamos agradecidos de que puedas tu borrar lo que hace el enemigo nuestro. No hay nada más en ninguna parte que pueda hacer que el pecado desaparezca. Sólo tú puedes perdonar. Ahora sabes todo sobre nosotros, sobre Rosadé, Rosadaté, y todos nosotros. Vamos a dejar de estar confundidos y preocupados por las cosas feas que han sucedido. Sólo queremos que tu palabra prevalezca entre nosotros. Estamos abriendo nuestros oídos para escucharte. Te pedimos que llenes nuestros corazones con tu Espíritu Santo. Y que no escuchemos a nadie más, sino solo a tí, nuestro Dupade. Me alegro de que nos hayamos reunido aquí en tu presencia. Ayúdanos a permanecer en el tema para llegar a una solución a nuestro problema. Te hablamos en el nombre de tu hijo Jesús. Amen.

Palabras de Pacadaté:
Cuando los hombres volvieron de cortar árboles de mara, estábamos emocionadas de verlos. ¡Y era como si Jesús volviera para nosotros en la tierra! Así de emocionadas estábamos con los hombres que venían. Parecía que nada podía salir mal. Si no hubiéramos estado esperando su llegada, nada habría parecido bien. 

Dije: “Creo que iré al jardín. Voy a traer algo a comer. Entonces todo estará listo, no necesitaremos nada.” ¡Como si hubiera acontecimientos pecaminosos en mi mente! No me faltaba nada. Regresé del jardín y empecé a hacer las cosas. No había estado orando por nada, tanto era mi confianza que todo andaba bien. Sólo me concentraba en las cosas que tenía que hacer. Nada más estaba en mi mente. Yo estaba ocupada con mis cosas. Pero había algo profundo dentro de mi que me alertó de que no todo estaba bien. A pesar de eso, yo todavía estaba solo en mi propio mundo. Nada malo estaba en mi mente. 

En la tarde cuando comenzaron a contar cosas acerca de Jomoné y Ucaré, no quería pensar en eso. No quería tener nada que ver con el pecado. Lo oí, pero no le presté atención. 

Lo que decían era: “Jomoné y Ucaré quieren ser una pareja”. 

No quería que nada perturbara mi paz. No quería tener nada que ver con Satanás ni con lo que estaba tratando de hacer con ellos. 

“Bien, hablaremos de eso más tarde,” dije para callarlos. 

Pero en ese momento no creo que Eruidaté pensaba en agradar a Dupade. Creo que Satanás estaba controlando sus pensamientos. Y por eso, no dije nada a Eruidaté en absoluto. Ni siquiera le dije, ‘Deja lo que piensa hacer. Siempre debemos pensar primero y actuar en lo que Dupade quiere que hagamos’.

Jomoné y los demás no llegaron hasta más tarde. Escuché lo que estaban diciendo, pero no penetró mi mente en absoluto. No quería pensar en nada. Y ciertamente no quería nada que ver con Satanás. Terminé lo que estaba haciendo y fui a hacer otra cosa, y cuando volví, Dapuré dijo: ‘¿Has oído que Eruidaté golpeó a Ucaré?’ 

Yo dije: “Lo sé. Oí sobre ello.” 

Volví de la casa de Elena y llegué a la mía. Oré y le pedí a Dupade que me guiara para que yo no reaccionara como Satanás quería que yo hiciera, que era ir a Ucaré, mi compañera, y regañarla.

Sólo quería hacer lo que agradaría a Dupade. No quería hacer nada feo en la casa de Rosadé. Recién ayer alunas de nosotras habíamos levantado en la reunión para que Jesús perdonara nuestros pecados. Y yo no quería que Satanás asustara a Rosadé. Pues, Rosadé, Josuédé y nuestro hermano Jomoné son nuestros líderes respetados que nos enseñan acerca de Dupade

Pero debemos orar por ellos si han hecho cosas feas. Pero cuando oramos, existe la posibilidad de que Dupade los traiga de vuelta. Lo último que quiero es despertar el descontento y la ira entre nosotros. 

Estoy tan agradecida de que Cristo haya perdonado mis pecados. Así que cuando estaban formando un grupo para ir en contra de Ucaré, no fui a unirme a ellas. 

Más bien estaba deseando saber lo que dice la Palabra de Dupade acerca de lo que estaba pasando. Así que empecé a leerla. Estaba pensando en algo que podría compartir con mis compañeras mujeres. Pero no podía entender lo que estaba leyendo, era demasiado difícil para mí concentrar en la lectura. 

Pero me parecía bien que Ucaré y Jomoné confesaran lo que habían hecho, y no se avergonzaran ante nosotros. No deberían avergonzarse porque éramos su familia en Cristo, Nuestro Gran Líder, y los amábamos. Eso fue lo que Josuédé y Bai nos dijeron que, si confesamos nuestros pecados, serían perdonados.  

Pero Eruidaté no sabía nada. Y ella iba por delante con el pecado que Satanás había puesto en su corazón para hacer. Yo quería que Eruidaté hiciera lo mismo que yo, y no hacer caso a todas las cosas que las mujeres decían. Oí lo que me decían, pero sólo con mis oídos. Pero no dejé que me afectara. No quería decir: “No miraré a Elena y a ellas por allá.” Porque entonces, Satanás quería encontrarme allí entre ellas, pero yo no quería. 

Ellos dijeron: “¡Aquesuidé y ellos están viniendo!” 

Quería consultar a Aquesuidé sobre las cosas que me estaban poniendo triste. Pero no me entristeció cuando Aquesuidé llegó. En cambio, me preguntaba qué era lo que Dupade quería que yo hiciera. Ya que mi marido estaba enfermo y no fue capaz de estar fuera de la cama. 

Entonces mi hermano Aquesuidé vino a mí. Yo estaba feliz cuando él llegó. Estaba tan contenta como si Jesús hubiera llegado. Mi propio hermano había llegado, pero enseguida pensé en Dupade. Y así, no lloré en absoluto. Recordé que mi marido estaba enfermo y que tenía que cuidarle a él, y no sería capaz de cocinar comida para mi hermano. Además, no sabía qué cocinar. Y entonces pensé compartir la Palabra de Dupade con él, y esa sería su comida.

Pacadaté les aconseja que no den la victoria a Satanás:

Estoy agradecida de que estamos aquí reunidos para confesar las cosas feas que hemos hecho, para que Satanás no pueda tener la victoria sobre nosotros. 

Si una compañera viniera a mi casa y me diría: ‘Estoy aquí para pelear contigo’, yo la contestaría: ‘Está bien, si quieres regañarme, hazlo, pero Dupade es capaz de deshacerte de tu ira.’

Esto es lo que creo. Oí algo de lo que se decía anoche. Decían: “Dile delante de todos de qué eres culpable, y con quién has dormido.”

No, no he hecho nada malo en absoluto. No he enfurecido a ninguna de mis compañeras. Incluso si otra mujer, quienquiera que sea, viniera a mi casa y me regañaría, le diría: “Gracias por señalar las cosas que he hecho mal.”

No quiero ser como esa mujer Sára que vivió hace mucho tiempo. Se dice que algunos ángeles se hicieron humanos y vinieron a Sára y a su esposo para contarles acerca del bebé que Dupade iba a darles. Sara se rio de ellos. Ella dudaba de ellos. Ella pensó que estaban mintiendo sobre él bebé, pero resultó la pura verdad. Y Sara dió a luz a un bebé hombrecito, y el nombre del bebé era Isaac. Sara se sorprendió cuando quedó embarazada, porque era una anciana y su marido Abraham era un anciano también. No debemos dudar de que eso le sucedió a esa mujer, porque es la pura verdad lo que les he contado.

He hecho muchas cosas malas, pero cuando las confesé, Dupade me perdonó. Nunca quiero estar enojada con Dupade. Eso es todo lo que tengo que decir.

Palabras de Dijaide:
Eso es lo que la palabra de Dupade enseña sobre las tentaciones de Satanás. Sabes cómo fue con nuestra madre Eva que Satanás engañó. Él le dijo: “Come la fruta. Dupade miente. No morirás.” 

Satanás viene en tiempos inesperados a nosotros que creemos en Dupade. Y elige a quien quiere entrar. Pero debemos recordar que Satanás incluye a todos nosotros. Por lo tanto, tenemos que tener cuidado. (Gálatas 6:1) 

“Tengo fe en Dupade. No quiero hacer lo que Satanás quiere.” Di esto y resista a Satanás. 

Eso es todo lo que tengo que decir.

Palabras de Jómone:
Estas mujeres han dicho la verdad sobre lo que dice la Palabra de Dupade

Pero la palabra de Dupade también dice que los seres humanos somos débiles y es difícil para nosotros resistir la tentación. Los ayoreos y los cojñone son iguales en que todos somos débiles en nuestra fe. Y esa es la verdad. (1 Corintios 10:12) 

Y así fue como Ucaré y sus amigas estaban jugando. Pero no es como si yo no participara. No puedo decir que estuviera caminando como un “espíritu invisible”, pero a ellas podría haberme parecido un espíritu. Porque pidieron dormir conmigo en nuestro campamento. Y sólo Dupade conoce nuestros corazones. 

Dupade sabe todo sobre nosotros los seres humanos. Incluso sabe cuándo llegará nuestro fin. Y ahí es cuando vendrá. Y conoce a las mujeres con las que pecamos. Porque cuando lo estamos haciendo nuestra maldad, justo entonces sabemos lo equivocado que es. Él sabe las cosas que haremos antes de que nosotros sabemos. Porque él lo sabe todo. 

No hay nada demasiado difícil para Dupade. Y él conoce nuestros pensamientos también.

Estoy de acuerdo que es necesario confesar nuestros hechos pecaminosos.

Tú sabes que hay cosas que antes eran sagradas/tabúes para nosotros los ayoreos, cosas que ya no hacemos. Tú sabes sobre el pájaro que una vez veneramos que ella era santa/tabú, pero ahora los hombres hemos dejado de hacer el festival para celebrarla.

Dupade no prohíbe que observemos las cosas santas en su Palabra. Y es por eso que debemos seguirlos como dice su palabra, haciendo lo que él nos pide que hagamos y no hagamos lo que él prohíbe. Si hacemos esto entonces no tendremos que recordar las cosas malas que solíamos hacer.

Porque es verdad que el Hijo de Dupade vendrá. Nosotros que creemos en él sabemos nuestro futuro destino. Y estas cosas van a suceder para aquellos de nosotros que realmente creemos. Y vamos a encontrar que todo esto nos pasará a nosotros. 

Acerca del pecado, debemos decirles a nuestros amigos creyentes lo que hemos hecho, confesar delante de ellos nuestro pecado. No me estoy refiriendo a los que no han pecado. Pero esto tiene que ver con los que han pecado, y es algo que hicieron porque les gustaba hacerlo. 

Por otro lado, si alguien cree en Dupade, se detendrá su mal camino, su coqueteo, y es consciente de lo que ha hecho, lo cortará y lo detendrá enseguida. Pero cuando una persona no hace eso, muestra que todavía ama lo que está haciendo. Y su pecado permanece con él, sin ninguna manera de deshacerse de él. Y así es como he estado con las mujeres, soy muy débil.

Algunas personas mencionado en esta reunion:
* Santiago – el nombre con el que Jim Ostewig era conocido en Bolivia. (Su hijo Jimmy, murió a la edad de un año, y fue enterrado en Tobité, donde Jim y su esposa Helen fueron misioneros. Carolinadaté creyó en Jesús cuando observó a Jim y Helen explicándoles a sus hijos sobre el entierro de su hermanito. Dijeron: “Estamos plantando el cuerpecito de Jimmy como una semillita, y un día, cuando Jesús regresara por nosotros, Jimmy saldrá de su tumba.”
* Carolínadaté (madre de Carolina) que se refiere a sí misma con otros nombres, según el nombre del niño con que era conocido en ese momento: Ebedérodaté (madre de Ebedero), Ironguédaté (madre de Irongue)
* Josuédé – (padre de Josué) Otro nombre para Dijaidé.
* Rósadé – (padre de Rosa) Otro nombre para Nacore. 

Clave:
Dupade – Dios
Gran Líder – Señor
Palabras de Dupade – La Palabra de Dios
Daijnai – Brujo, medico
Medicina – Poder
Cojñone – Gente no-ayoréo

Dijaide y otros – Tobité, Bolivia – 27 de julio de 1975
Transcrito y traducido por: Maxine Morarie