Jĩrique yangureta Dupade
No presté atención al consejo de mi padre o de nuestra gente:
Ustedes han oído todo acerca de cómo viví hace mucho tiempo y que rápidamente puse mi fe en Dupade. Poco después de oír hablar de Dupade, quise creer en él y convertirme en un creyente. No busqué el consejo de mi padre, ni los caminos de mi pueblo, y no temía las cosas que ellos temían.
Mi padre dijo acerca de mí: “Él morirá temprano si no se ajusta a nuestros caminos”.
Pero yo no presté atención a lo que él dijo en absoluto, ni tomé su consejo. Estaba convencido de que Dupade era quien yo quería seguir.
Nunca me atrajeron los caminos de los cojñone:
Agradezco a Dupade que tan pronto como salí de la selva encontré a los misioneros, y nunca fui influenciado por el pueblo boliviano y no aprendí sus caminos. Algunos ayoreos imitaron al pueblo y comenzaron a beber bebidas alcohólicas, que llamamos yote pioi (agua de fuego). Estoy tan agradecido de no haber experimentado nunca eso en nuestra aldea y, en cambio, escuché la verdad de los misioneros que nos dijeron: “Jesús está regresando. Dupade está enviando a su Hijo a la tierra, el que fue matado por la gente en la tierra. Él va a regresar”, nos dijeron, “y nos llevará con él al cielo “.
Muy pronto creí en Dupade debido a sus enseñanzas:
Explicaron que el Hijo de Dupade estaba regresando, y fue lo que contaron sobre su regreso lo que me hizo ansiar creer en Dupade, y no ser como la gente que no escuchaba la enseñanza de los misioneros. Quería, aunque tenía mucho que aprender, hacer de Dupade a aquel en quien creía. Entonces los misioneros comenzaron a hablarme a menudo sobre Dupade, y me decían: “Él te salvará”.
Pero todavía pequé e hice cosas feas:
Sabía que las cosas que yo hacía eran feas, pero seguía haciéndolas; pequé. No detuve las cosas que estaba haciendo. Hice cosas horribles. Lo había estado haciendo durante mucho tiempo. Me consumía hacer las cosas feas que me gustaba hacer; pero no aprobaba lo que hice, porque sabía que Dupade no quería que hiciera esas cosas.
Y luego, a pesar de esto, me di cuenta del hecho de que lo que estaba haciendo era pecado:
Seguía así por cerca de nueve años, antes de que finalmente comencé a cuidar de mí mismo. Comencé a cuidar de mí mismo después de que vinieron los misioneros. Y entonces, cuando hacía cosas feas, entendía que estaba pecando.
Estoy tan agradecido con Dupade que por esta época había aprendido algunas de las palabras de la gente, y que podía escuchar y entender lo que se estaba enseñando. Esto es lo que yo entendía que ellos dijeran: “Cuando una persona mezcla sus pecados con sus oraciones al Dupade en el que cree, Dupade no puede ayudarlo”. Y yo estaba haciendo precisamente esto. Pecaba, pero también oraba.
Y eso es realmente cuando comencé a pensar y tomar decisiones. Pero esto fue alrededor de nueve años después de que creí por primera vez en Dupade. Empecé a buscar maneras de agradar a Dupade.
Dupade hizo mi boca para que pudiera enseñar a otros acerca de su Palabra:
Estoy tan agradecido con Dupade que ahora también enseño a los cojñone. Pero también busco la manera de enseñar, y digo: “Dupade me hizo e hizo mi boca. E hizo mi boca para que yo pudiera enseñar a mis compañeros ayoréos acerca de su Palabra “.
Le agradezco a Dupade que no miré a mis compañeros ayoreos porque no sabían nada de Dupade, ni busqué el consejo de los cojñone. Por mi cuenta, seguí buscando a Dupade. No sabía lo que él quería que hiciera. Todavía estaba luchando por controlar mis hábitos pecaminosos, y hablé con Dupade sobre esto. Seguí hablando con él en ese momento, y pronto él no parecía tan lejos. Aún recuerdo haberle rezado en mi jardín.
Estaba en mi jardín y estaba triste:
Estaba solo en mi huerto en la selva, pero estaba muy pensativo. Estaba preocupado por mis compatriotas, porque no había ninguna persona ayoré que supiera algo acerca de los caminos de Dupade para hablarnos de ellos, y fue entonces cuando pensé en Dupade y rezaba en mi jardín.
Dije: “Dupade, busca a alguien que me enseñe, un maestro que pueda explicarme los caminos de Dupade para que yo los conozca y pueda enseñarles a mis compañeros ayoreos.”
Unos días más tarde, llegó la carta – Dios había respondido mi oración:
La carta vino para Juan Krunkles, el misionero que trabajó con nosotros ayoreos en Rincón. Era de misioneros en Tumi Chucua. Dijeron: “Los misioneros aquí en el Beni están enseñando a los indígenas, a la gente de la selva como los ayoreos. Si quieres, puedes enviar a Oroné también para que le enseñemos.” Y me lo contaron acerca del contenido de la carta y me acordé inmediatamente de mi oración en mi jardín, y supe que era la respuesta a esa oración.
Le dije a Dupade que estaba listo, si él me quería, para servirlo:
Y luego volví a orar a Dupade y le dije: “Estás respondiendo a mi oración y sé que me estás llamando para servirte. Incluso si está en el extremo del mundo, pienso que iré. O si esa escuela está al final del mundo, todavía quiero saber siquiera un poco de tus caminos, quiero saber muchas cosas, quiero aprender leer y escribir”.
Esto es realmente lo que quería. Tumi Chucua estaba muy lejos, pero estaba tan agradecido de que Dupade me enviara allí y así me fui.
Tenía que ser lo que Dios quería para mi desde el principio:
Estoy muy agradecido con ustedes, mis amigos, que son firmes en la Palabra de Dupade aquí en Puesto Paz. Estoy tan agradecido de que Timoteo esté predicando la Palabra de Dupade aquí, y que he aprendido de sus enseñanzas un poco de lo que puedo enseñar a mis compatriotas cuando regrese a Rincón.
Estoy seguro de que fue la voluntad de Dupade para mí enseñar a mi gente desde el principio. Estoy tan agradecido de que fue Dupade quien me ayudó y realmente respondió mis oraciones.
Algunos de ustedes, gente de Ayoré en sus aldeas, también están buscando lo que Dupade quiere que hagan. Sabes que es Dupade quien nos ayuda. Hay más que puedo decir sobre esto, pero no queda mucho tiempo, así que me detendré ahora. Esto es todo.
Clave:
Dupade – Dios
Ayoreos – Gente del tribu Ayoré
Cojñone – Gente no del tribu Ayoré
Yote pioi – Agua de fuego, Bebidas alcohólicas
Oroné – Puesto Paz – 1976
Transcripción por: Paul Wyma
Traducido al español por: Maxine Morarie