Oidábiadé – Hace mucho tiempo rezamos al sol

Yocáqui Jnupabéjnaringui

Nuestros antepasados ​​antiguos

Hace mucho tiempo los ayoreos oraban al sol

“Padre, ¿de dónde venimos?” preguntó un niño pequeño.

“Venimos de nuestros padres antiguos,” respondió su padre. Y empezó a decirle todas las historias antiguas y esto es lo que contó:

“Hace mucho tiempo pensaban que el sol era dios, pero cuando hacían referencia a él, ellos le decían, ‘Tu que estas arriba de nosotros’. Ellos llamaban al sol y oraban a él, diciendo, ‘Tu que estás encima de nosotros, darnos las cosas que necesitamos’. Lo llamaban temprano en la mañana o al mediodía o a la puesta del sol. Y el sol les daba las cosas que necesitaban.”

Una carrera entre Tapir y la Luna

El tapir fue por un camino diferente para poder llegar primero. Si Tapir llegaba primero, entonces las personas muertas se despertarían de nuevo después de su muerte.

La luna se fue por otro camino. La luna fue la primera en llegar, entonces hizo que la gente ayoré permanecería muerta.

Se trata de cómo se hizo el primer hombre ayoré

La gente ayoré era como la gente no ayoré al principio. Este es lo que el padre le dijo a su niño pequeño.

Mataron *Yamochai (mono) y molieron sus huesos y después de cernirlos, solo quedó polvo.

En el principio Lagarto era una persona ayoré, y tenía las piernas. Y Lagarto tomó el polvo hecho de los huesos del mono e hizo las partes del cuerpo humano de él. Terminó y luego sopló su aliento en ellos. Cuando terminó de hacerlo, era una persona viva.

Se dice que puso al primer hombre a un lado, y comenzó a hacer el resto.

Dicen, también, que la gente no ayoré y los ayoreos todos fueron hechos de los huesos del mono.

El origen de los animales y la razón por la que la tortuga no podía correr

El padre le dijo a su pequeño hijo, ‘Los animales se originaron de una mujer muy grande. Más grande que cualquier cosa.’

Las tortugas eran los animales más grandes del mundo en ese momento. Se dice que, con sólo mirar las cosas a su alrededor, podrían destruirlas.

Se dice que un niño buscó a la tortuga más grande, la buscó cerca del lago. Él dijo, ‘Codé a, (Abuela), voy a matar la enorme tortuga. Voy a esperar a que llegue al lago.’

Él tomó su arco y flechas con él.

La abuela dijo, ‘Ten cuidado’.

Él tomó todas sus flechas. Les disparó a todos en el lago, y rompió la cadera de la tortuga enorme.

Y esa es la forma en que fue herido. Es por eso que las tortugas no pueden correr; cuando el muchacho hirió a la gran tortuga, la cambió, y hasta la fecha las tortugas no pueden caminar rápido”.

Oidábiadé – Campo Loro, Paraguay – 1988.

Transcrito y traducido al español por: Maxine Morarie.